El INEC ha generado revuelo con sus publicaciones en el 2018. La pobreza y el desempleo alarman a la población ecuatoriana, pese a que la tasa de pobreza extrema se redujo de un 8,7% en 2016 a 7,9% en 2017, la zozobra en las calles es generalizada. Ciudades como Guayaquil poseen mejores cifras frente a la falta de dinamismo económico en el resto del país.
La pobreza es sinónimo de falta y privación de recursos, lo mismo que exige a la persona vivir con un mínimo en cuanto a servicios básicos y alimentación. En el 2018, el 24,5% de los ecuatorianos sufren de la pobreza como mal estructural, mientras tanto, la pobreza extrema abarca un 9% de la población total.
Las cifras del INEC indican que Quito son pobres el 12,8% de sus pobladores, un incremento de cinco puntos porcentuales frente a la cifra del 2017. Además, la ciudad capital cuenta con una mayor tasa de pobreza extrema donde casi cinco personas de cada 100 viven en esta condición; es decir, con menos de USD 1,60 diarios.
Hacia el segundo trimestre del 2018, Guayaquil avizora ser la ciudad que mejor le hace frente a la pobreza extrema habiendo reducido esta tasa al 2.9%. En consonancia las cifras ubican a Guayaquil como la ciudad con la menor tasa de desempleo en el Ecuador, donde el 3.44% de su PEA -Población Económicamente Activa- carece de un empleo, mientras que el 7,1% de la PEA de Quito está desempleada.
Otras locaciones como Ambato registran un índice superior, la ciudad del carnaval excluye de empleo al 9,7% de su PEA. Si bien esta cifra es negativa, existió un mínimo de decrecimiento del 0,5% con respecto a junio del 2017.
Ser sujeto de pobreza en Ecuador significa percibir un ingreso familiar per cápita menor a USD 84,72 mensuales, mientras que los ciudadanos que viven en pobreza extrema reciben un ingreso inferior a USD 47,74 mensuales.
