En el sur de Quito, los jóvenes se forman como líderes barriales

No sabe leer ni escribir en inglés, pero su intuición es la principal herramienta que usa cuando se sienta frente al computador.

Christopher Endara, de 10 años, expresa que esa habilidad la desarrolla a diario en el Centro de Desarrollo del Adolescente, la Familia y la Comunidad, de la Fundación Ecuatoriana para la Inclusión, Tolerancia y Xenofilia (Fenixe).

Allí, desde el lunes pasado, 30 niños, adolescentes y jóvenes, de entre 5 y 22 años de edad, descubren sus destrezas con enfoques en temas de ciudadanía, derechos y formación de líderes, en un singular campamento vacacional.

Walter Fernández es el coordinador en Fenixe. él cuenta que su experiencia personal lo llevó a vincularse a la fundación. Su niñez la vivió en el suburbio de Guayaquil, donde tuvo la oportunidad de ser becado. “Así estudié, por eso me propuse retribuir a otros lo que yo he recibido”, expresa.

En Fenixe trabajan voluntarios, que en su mayoría son moradores de los barrios del sur de la capital. Francisco Larrea es uno de ellos. Habita hace más de 60 años en el barrio Villaflora, en donde se encuentra el centro de formación comunitario. Recuerda que antes el lugar era un mercado, que lo construyeron en minga.

Larrea es profesor de inglés y computación. Hace un par de años atrás, el Municipio de Quito entregó 20 computadoras a la entidad que, además, trabaja en el programa Educanet, con el que los niños aprenden trigonometría, aritmética, cálculo, lenguaje y comunicación, entre otras asignaturas, con ayuda de la computadora, mediante juegos virtuales.

ESPACIO PARA COMUNICAR
En la cabina de radio, elaborada con papeles, espumaflex y telas recicladas, se arma una fiesta. Michelle Durán, de 15 años, Ashigyana Fernández, de 12 años, y Henry Paredes, de 13 años, diagraman su programa radial de entrevistas.

Sin temores, Fernández cuenta que en el campamento aprende a ser ella misma. “A hablar sin miedo a ser escuchada, tengo amigos y eso es lo que me gusta”, cuenta.

Paredes juguetea con la consola de sonido. Mientras lo hace, afianza su idea de que la radio y la música serán su profesión en el futuro. Sueña con ser un DJ profesional.

El coordinador de Fenixe argumenta que el hecho de que los chicos descubran sus habilidades les permite abrir sus ojos al mundo: “Ellos miran en dónde potenciar sus sueños…”.

Después de que el campamento termine, en agosto, los niños, adolescentes y jóvenes que deseen seguir pueden optar por el programa, también gratuito, Hatarisha Nikun (Alzando vuelo), en donde se trabaja con las capacidades de los participantes en liderazgo, ciudadanía y democracia.

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